permitir que la existencia digital en redes sociales determine tu propia identidad es una de las cosas más deprimentes de mi generación, y si bien extraño ciertas expresiones visuales de instagram, acompañar distintos discursos en twitter, y jugar el mismo juego que los demás, no hay nada en esos lugares que no se pueda conseguir en otro lado.

por ahora, mis impulsos de expresión paran acá, y los de consumo ya se contentan con substacks diversos, podcasts y youtube.

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Poema de Mary Oliver, via Arabelle Sicardi.